El estrés es una respuesta biológica natural que nuestro cuerpo da con fines adaptativos. El organismo reacciona a estímulos estresantes liberando en la sangre la denominada hormona del estrés o hidrocortisona. Biológicamente hablando, esta función es necesaria para activar en la persona la respuesta de ‘lucha’ o ‘huída’, de forma que pueda responder a las amenazas o huir de ellas. En la sociedad moderna, los estímulos estresantes son bien diferentes de los que preocupaban a nuestros prehistóricos antepasados; sin embargo, el efecto prolongado de las hormonas del estrés en el cuerpo son iguales de dañinos para nuestra salud física y mental.
Además de estar estrechamente relacionado con los problemas cardíacos y respiratorios, el estrés crónico nos hace mucho más vulnerables a las enfermedades, ralentiza nuestra capacidad de recuperación, debilita nuestro cuerpo y mente y, en definitiva, empobrece enormemente nuestra calidad de vida. Otros problemas sintomáticos del estrés son: insomnio, palpitaciones, cansancio, irritabilidad, problemas de concentración, pérdida de memoria, pérdida de autoestima y proclividad a un mayor consumo de fármacos, alcohol, tabaco y otras drogas.
Cada individuo tiene diferentes capacidades y recursos internos para enfrentarse al estrés, a cual se denomina resiliencia psicológica.
Para gestionar debidamente el estrés, te serán útiles las siguientes técnicas:
Busca soluciones: Si ves que la situación sobrepasa tus recursos propios, lo mejor es aceptarlo, identificar qué o quién nos estresa y pedir ayuda para hacerle frente y buscar soluciones cuanto antes. Hablar con los demás (familia, amigos, compañeros de trabajo) sobre lo que nos está desbordando y pedirles ayuda es un gran paso para ponerle coto al estrés. En muchas ocasiones, la solución al problema pasa por delegar tareas.
Aumenta tus actividades sociales: Aumentar tu participación en la vida social, reuniéndote con tus amigos, acudiendo a eventos, retomando amistades o simplemente cultivando la conversación con las personas que terodean, serán prácticas mucho más saludables que el aislamiento; no en vano hablar con la gente es una de las mejores terapias que puedes realizar.
Aprende a decir no: Para no sobrecargarte innecesariamente de tareas, debes aprender a saber decir que no y delegar responsabilidades, así como a defender tu puntos de vista y opiniones de forma asertiva.
Haz ejercicio: El ejercicio moderado te ayudará a controlar la activación excesiva del sistema nervioso, a mejorar tu estado de ánimo y a favorecer un sueño saludable y reparador. La actividad física combate el cortisol, las hormonas liberadas por el estrés. En este aspecto es mucho más importante la regularidad y continuidad que la intensidad del ejercicio. Pasear, nadar, bailar, ejercicios aeróbicos suaves son ejercicios más que válidos para potenciar tu energía natural.
Descansa los suficiente: El descanso y el sueño ayudan a regenerar tu cuerpo. Cuando te tomes un descanso tiene que ser precisamente eso, un descanso. Cosa que aunque parezca una obviedad casi nadie cumple. Por este motivo será necesario que apagues en esos momentos el móvil, el tablet y el ordenador para, literalmente, desconectar. Durante el trabajo, hacer pequeñas pausas cada cierto tiempo o dar pequeños paseos liberarán tensión de tu mente y fomentará tu creatividad. También es importante desconectar al menos un par de horas antes de irte a dormir y mantener los hábitos en los horarios del sueño. Reducir de manera drástica la ingesta de cafeína te ayudará a tener un sueño de mejor calidad y a controlar los niveles de cortisol.
Adopta una actitud positiva: Sin duda una actitud positiva es el mejor escudo contra el estrés. El sentido del humor será siempre tu mejor aliado, así como relativizar la situación, porque … ¿Qué es lo peor que podría pasar?
Originally posted 2018-10-10 14:59:49.