Una cebra no se preocupa por el hecho de que un león se la pueda comer hasta el preciso momento en que lo ve. Incluso en ese preciso momento en el que, perseguida por su depredador, echa a correr, el resultado no tiene por que ser letal para ella, porque podría escapar. ¿No sería maravilloso que los humanos nos pareciéramos -al menos en eso- a la cebra?
Es natural que tengamos preocupaciones en distintos momentos de nuestra vida, pero esas preocupaciones, como en el ejemplo de la cebra, deberían ser puntuales y pasajeras, y no experimentarlas la mayor parte de nuestro tiempo, ya que eso nos produce ansiedad, absorbe toda nuestra energía y nos impide extraer el máximo partido de nuestra vida. La preocupación no es un estado mental normal y afecta negativamente a nuestra salud, incluso a la física. Cuando te preocupas, están ocurriendo cambios físicos en tu cuerpo que son muy dañinos. Aumenta de manera alarmante el estrés, lo que puede incrementar la presión arterial, causar niveles más altos de ácido estomacal, causar tensión muscular y dolores de cabeza, entre muchas otras cosas. Pero es que además dedicarle todo este tiempo a las preocupaciones no tiene sentido alguno, y voy a demostrártelo:
- El 39% de las cosas que te preocupan jamás llegan a ocurrir
- El 32% de las cosas que te preocupan ya han ocurrido, por lo que por muchas vueltas que le des, ya no puedes hacer nada para evitarlas.
- El 21% son cosas sin importancias, de tipo ¿Qué ropa me pondrá para tal o cual evento?
- Tan sólo el 8% restante serían los problemas que sí justificarían tu preocupación.
Resumiendo, te podrías ahorrar perfectamente más del 90% de todas tus preocupaciones.
VÍDEO: CÓMO LIBERARTE DE TUS PREOCUPACIONES
Pero a pesar de saber todo esto puede ser difícil librarse de ese exceso de preocupación debido a acontecimientos pasados y a futuros, que pueden o no suceder.
¿Qué podemos hacer?
Además de entrenarnos en la siempre útil práctica del Mindfulness podemos escribir un diario de preocupaciones.
Este sencillo ejercicio consiste en anotar tus preocupaciones en un diario.
Toma un cuaderno y divídelo en cuatro apartados con los siguientes títulos:
- Cosas malas que te preocupan mucho y que podrían ocurrir
- Cosas malas sin importancia que podrían ocurrir
- Cosas malas que ya han ocurrido
- Cosas malas importantes que ya han ocurrido
Cada noche, antes de acostarte, anota los hechos en las tres primeras secciones. Completa la última sección en el momento del día en el que te sientas más fuerte y con mejor ánimo. Ten en cuenta que el hecho de preocuparse en sí mismo es algo totalmente improductivo. Si tiene solución tienes que pasar a la acción haciendo algo positivo en la medida de tu control. El primer paso para una vida mejor es tomar conciencia de que somos libres de elegir cómo reaccionar ante las circunstancias. La preocupación es una elección: está dentro de nuestra propia cabeza y, como tal, está dentro de la esfera de nuestra propia influencia.
¿Acaso los niños pequeños se preocupan? ¿Se preocupan los animales? ¿Todos los adultos se preocupan? La preocupación no es natural. Realmente no hay nada inherente en el ser humano que te obligue preocuparte. La preocupación es una patología, una distorsión de nuestro estado natural y saludable.
Originally posted 2019-03-17 19:30:23.