La empatía es, simple y llanamente, la capacidad cognitiva de percibir lo que el otro siente o, en otras palabras, saber ponerse en el lugar del otro. La empatía, estrechamente relacionada con la asertividad, es una habilidad psicológica que forma parte indisoluble de la inteligencia emocional y social, además de ser una de las fortalezas personales que nos ayuda a tener una mayor resiliencia ante la adversidad y también ante potenciales trastornos psicopatológicos.
Una persona empática es aquella que sabe interpretar los sentimientos, motivaciones, creencias, vivencias o necesidades de otras personas y responder afectivamente de acuerdo a ellas. Muchas veces sentimos que «conectamos» de manera instantánea con otras personas -nos caen bien-, y esto ocurre en gran media por su cualidad empática. Las personas empáticas son aquellas que, al priorizar las necesidades del otro antes que las suyas propias, logran que los demás se sientan muy bien en su compañía. Son las personas que comprenden cómo nos sentimos. Mientras más empáticos seamos, mejor caeremos a los demás.
Desarrollar la empatía nos ayudará a ampliar nuestro círculo social, a mejorar la calidad de nuestras relaciones, a mejorar espectacularmente nuestras habilidades comunicativas y de liderazgo, a reaccionar de manera más objetiva y equilibrada y, en definitiva, nos acercará a pasos agigantados a una vida más plena y feliz. Sin cualidad empática no puede haber en modo alguno altruismo, que es un modo de concretar la empatía en forma de acciones desinteresadas en pro de los demás y, como la psicología positiva ha demostrado científicamente, uno de los caminos más rectos hacia la felicidad.
Si bien la empatía parece una cualidad adquirida en la educación temprana, es una capacidad que puede aprenderse, ejercitarse y potenciarse en cualquier momento de la vida; por ejemplo, aprendiendo a escuchar de manera activa a los demás, olvidándonos por unos momentos de pensar en lo que vamos a responder, prestando atención a su lenguaje no verbal, esforzándonos por desterrar los prejuicios (aunque el grado de empatía varía mucho entre personas, por lo general es mayor entre gente del mismo sexo, edad, raza o grupo social). Acepta y respeta las diferencias y, antes de juzgar a nadie, intenta comprender sus motivaciones.
El ejercicio propuesto en el siguiente vídeo cambiará sin duda tu forma de ver a los demás.
El experimento radical de empatía del sociólogo Sam Richards
Recursos adicionales sobre la empatía
Originally posted 2018-08-12 07:03:38.