La inteligencia emocional es un tipo de inteligencia diferente de la inteligencia biológica, (aquella que viene determinada genéticamente) y de la inteligencia académica (aquella que puede ser ‘medida’ y evalúada con tests psicométricos ), que es la que se mide en en el ámbito educativo.
Podemos definir la inteligencia emocional como el conjunto de destrezas, capacidades y competencias no cognoscitivas que nos posibilitan apreciar y expresar de manera equilibrada nuestras propias emociones y entender las de los demás. Esta comprensión de las emociones nos ayudará a guiar nuestro pensamiento y conducta, influyendo en la habilidad de una persona para conseguir sus objetivos y enfrentarse a los problemas y presiones de la vida diaria. La Inteligencia Emocional incluye aspectos claves como reconocer y manejar las emociones y motivaciones propias, así como reconocer las emociones de los demás. En otras palabras, la inteligencia emocional es la inteligencia necesaria para desenvolvernos bien en nuestras relaciones con los demás.
Aunque el estudio de los aspectos no cognitivos de la inteligencia es algo que se remonta al año 1.920 con los planteamientos de Robert Thorndike, quien definió claramente lo que hoy conocemos como inteligencia social, fue la aparición del popular libro ‘Inteligencia Emocional’ del psicólogo estadounidense Daniel Goleman lo que otorgó gran difusión al concepto.
A grandes rasgos, Goleman distingue entre dos tipos de inteligencia: la que piensa (racional) y la que siente (emocional). Según Goleman, «la persona que sabe manejar las emociones propias y ajenas es capaz de conseguir sus objetivos y metas«. La inteligencia emocional no se puede medir con ningún test ni reducirlo a un coeficiente como el CI.
La inteligencia emocional incluye las siguientes competencias y habilidades:
- Asertividad (es la habilidad social que nos permite defender nuestros derechos y opinones sin agredir el de los demás).
- Autoconocimiento emocional (tomar conciencia de nuestras propias emociones y cómo nos afectan).
- Autocontrol o autorregulación emocional (control de las emociones negativas y capacidad para posponer las gratificaciones inmediatas).
- Automotivación (la capacidad para motivarnos a nosotros mismos, necesaria para mantener un elevado estado de ánimo).
- Empatía (saber ponerse en el lugar del otro).
Una elevada inteligencia emocional nos va a permitir:
- Tomar conciencia de nuestras emociones.
- Comprender los sentimientos de los demás.
- Tolerar mejor las presiones y frustraciones que soportamos en el trabajo.
- Tomar mejores decisiones.
- Mejorar nuestra capacidad de trabajar en equipo.
- Adoptar una actitud empática y social que nos ayudará en nuestro desarrollo personal.
- Mejorar la convivencia en nuestro entorno.
Las personas con una inteligencia emocional desarrollada son más equilibradas, sociales y alegres, se enfrentan mejor a las adversidades, poseen una gran capacidad de solidaridad y cuentan con una gran habilidad para comunicar y expresar sus sentimientos de manera adecuada. En este sentido, numerosos estudios demuestran que la inteligencia emocional es un predictor de la felicidad mucho más fiable que el CI, aún cuando muchas personas nos nos conscientes de poseer este conjunto de habilidades.
En los siguiente vídeos, asistiremos a dos conferencias del Dr. Goleman en las que nos explica los aspectos más relevantes de la Inteligencia Emocional.
Originally posted 2018-11-14 19:59:57.