La asertividad es una conducta y un estilo de comunicación que implica saber expresar lo que uno siente y necesita, haciendo valer nuestros derechos inalienables sin atacar los de los demás.
Una persona asertiva es capaz de verbalizar aspectos positivo de los demás, pero también los negativos, sin resultar hiriente u ofensivo. También es capaz de expresar claramente sus opiniones, deseos e intereses. En otras palabras, la persona con un estilo asertivo sabe adoptar la conducta más apropiada en cada situación. La asertividad nos ayuda a resolver múltiples situaciones de la vida cotidiana, como hacernos respetar y hacer valer nuestros derechos.
Por ejemplo, imagina que llegas a un restaurante y te sirven un pescado que no nos parece del todo fresco. Aquí podríamos reaccionar de tres formas:
1. Callarnos y comernos el sospechoso pescado sin rechistar.
2. Pedir educadamente al camarero que nos cambie el pescado por otra cosa del menú.
3. Montar un escándalo en el restaurante insultando al camarero y al cocinero.
Mientras que el ejempo 1 y 3 se corresponderían, respectivamente, con un estilo de conducta pasivo y agresivo. La conducta asertiva, como habrás adivinado, es la segunda, y es la que, con mayor probabilidad, nos conducirá a la resolución del problema sin mayor estrés.
La asertividad no es innata, sino que es una conducta que se puede aprender y mejorar día a día. Muchas personas no han aprendido a responder asertivamente, bien por haber aprendido conductas rígidas o inadecuadas, bien por timidez o ansiedad. Afortunadamente, podemos mejorar nuestras conductas asertivas mediante entrenamiento en habilidades sociales y también, si ese es el problema, con técnicas de reducción de ansiedad y terapia cognitivo-conductual.
Cómo mejorar tu asertividad
Auto-observación de nuestras conductas: Se trata de detectar aquellas situaciones de la vida cotidiana donde nos cuesta expresar nuestras opiniones o impedir que pisoteen nuestros derechos. Por ejemplo: somos conscientes que somos incapaces de reclamar a un amigo que nos devuelva un dinero que le hemos prestado.
- Mantén una postura corporal erguida: Una postura corporal correcta denota firmeza y convicción en lo que decimos.
- Mantén un tono de voz neutro o suave: No levantes la voz ni pierdas los nervios en ningún momento.
- Mantén el contacto ocular con tu interlocutor: No rehúyas la mirada.
- Muestra interés por lo que dice el otro: Muestra que prestas respetuosa atención a tu interlocutor y que te interesa su punto de vista.
- Práctica ténicas relajación: La ansiedad provoca la inhibición de la conducta asertiva. Respira hondo y aprende a relajarte para sentirte más cómodo y expresar lo que realmente quieres decir.
- Expresa tus necesidades y sentimientos: Es un error común pensar que los demás saben lo que queremos y cómo nos sentimos. Verbaliza clara y detalladamente lo que necesitas de forma positiva. Por ejemplo, puedes decirle a tu pareja que necesitas que pase más tiempo contigo.
- Di ‘no’ cuando sea necesario: Cuando quieras decir ‘no’, di, de forma educada:’No’.
- Practica a diario la conducta asertiva y refuerza la conducta asertiva de los demás: Comienza practicando en situaciones cotidianas y pequeños conflictos. Agradece la respuestas educadas, las sonrisas que te dedican o los cumplidos.
- Pide consejo profesional: A veces, no somos capaces de cambiar las conductas nosotros solos, por lo que necesitaremos apoyo profesional por parte de un psicólogo.
Si nuestra conducta es agresiva o pasiva, saldremos ganando evolucionando hacia una conducta asertiva, sustituyendo comportamientos poco sociales o irracionales por otros más aceptados por la sociedad y más beneficiosos para nosotros mismos. Haciendo valer nuestros derechos al tiempo que respetamos los de los demás, nos sentiremos mucho mejor con nosotros mismos, se reducirá nuestro estrés y, por si todo esto fuera poco, aumentará nuestra autoestima y nuestro optimismo.
Originally posted 2018-08-16 22:59:07.