«Quien tiene un porqué para vivir puede soportar casi cualquier como” – Friedrich Nietzsche
Viktor Frankl (1905 – 1997) fue un eminente psiquiatra, filósofo y neurólogo austríaco fundador de la logoterapia, la tercera escuela vienesa de psicología tras el psicoanálisis freudiano y la psicología individual de Adler. La logoterapia es una terapia psicológica que se centra en la búsqueda de sentido a la existencia humana. Según esta escuela, esta búsqueda de sentido y autotrascendencia es la principal motivación del ser humano. Frankl afirma que si no se encuentra un sentido a la vida, el ser humano es propenso a la depresión o a experimentar vacíos existenciales, por lo que la búsqueda fundamental del ser humano no se basa en la búsqueda de la felicidad, sino de la voluntad de sentido, que conduce a la felicidad. Como habrán detectado nuestros lectores habituales, es un principio que sigue muy vigente en la actual psicología positiva, a pesar que la logoterapia data del año 1926.
Para entender mejor la génesis de este concepto debemos conocer las penosas experiencias de Frankl en los campos de concentración nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Allí, el autor atribuye su supervivencia al haber sido capaz de otorgar un logos (‘sentido’, en griego) a su existencia.
De su reveladora experiencia da cuenta en el libro El hombre en busca de sentido, uno de sus 30 libros publicados. En este ensayo autobiográfico, Frankl describe la vida del prisionero de un campo de concentración desde la perspectiva de un psiquiatra. Frankl observó que, incluso en las condiciones más brutales de sufrimiento, el hombre puede encontrar una razón para vivir. Aunque en su primera parte el libro describe las dramáticas experiencias en el campo de concentración -en el que murieron tanto su mujer como sus padres-, el objetivo de El hombre en busca de sentido es utilizar estos recuerdos para demostrar cómo el ser humano es capaz de buscar una meta por la que vivir, incluso en las condiciones más extremas. El autor narra como las experiencias en el campo de concentración tenían devastadores efectos psicológicos en los prisioneros, como la apatía, desilusión e insensibilización antes las atrocidades que tenían que padecer cada día, hasta el punto que cuando finalmente llegó el día de la liberación, no sintieron alegría alguna.
El autor se preguntaba sobre el sentido último de todo ese sufrimiento, la búsqueda del cuál le impulsaba a seguir luchando. A lo largo del libro, Frankl nos habla de muchos casos de personas que no habían logrado encontrar un sentido a su existencia en situaciones de padecimiento o pérdida. También nos ilustra sobre lo que, según su experiencia, hace a las personas aferrarse a la vida, incluso en las peores condiciones imaginables.
Una obra motivadora e ilusionante de imprescindible lectura.
Originally posted 2018-10-25 02:59:30.