Mié. Nov 27th, 2024
Fomo
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Recorres rutinariamente tu feed de Facebook, Twitter o Instagram mientras saboreas tu café de la mañana. Es entonces cuando ves fotos y actualizaciones de estado de tus amigos y conocidos haciendo cosas: yendo a fabulosos eventos, haciéndose selfies en localizaciones exóticas, asistiendo a partidos y conciertos o bebiendo mojitos en la playa, y todo ello con evidencia fotográfica y sus pertinentes filtros para demostrarlo. Gracias a las maravillas de la tecnología la vida cotidiana de tus amigos se ha convertido en parte de la tuya. Puede que te sea familiar una incómoda sensación de nerviosismo mientras te preguntas «¿Por qué no estoy haciendo esas cosas?«.

 

En la era de la información, el mundo en el que nos encontramos plagado de notificaciones, boletines electrónicos, tuits, publicaciones en Facebook, ebooks, vídeos de Youtube, podcasts, blogs, infografías, noticias y presentaciones, nuestra atención inevitablemente se divide y se dirige constantemente en múltiples direcciones. Te habrás dado cuenta de que vivimos en un mundo donde el contenido está a nuestro alrededor y es imposible evitarlo. Resulta fácil sentirse abrumado por la cantidad de contenido que se está creando cada minuto y, sobre todo, por el deseo de estar al tanto de todo.

 

Esta cascada incesante de contenido está resultando en miles de personas pegadas a sus feeds de Twitter y Facebook que padecen sin saberlo un caso severo de FOMO (siglas en inglés de Fear Of Missing Out, o lo que es lo mismo: el temor a perderse algo). En 2013 la palabra «FOMO» fue añadida oficialmente al Diccionario de Oxford. Este ingenioso acrónimo fue acuñado para describir ese sentimiento de ansiedad que puede surgir cuando sientes que hay una perspectiva más emocionante que está sucediendo en otro lugar y que -desafortunadamente- te estás perdiendo.

 

En el fondo, lo que subyace en el FOMO es el sentimiento de exclusión. Si padeces de FOMO, quizás es que tu vida no es satisfactoria. A menor nivel de satisfacción con la vida, mayores niveles de FOMO. Esto te lleva a echar un vistazo a tus redes sociales al despertarte, durante las comidas y antes de irte a la cama (¿No te suena esto a adicción) para sentirte mejor, pero lo cierto es que te sentirás peor.

 

El FOMO produce baja autoestima

 

Este miedo a perderse algo se desarrolla a partir de la comprobación repetitiva y obsesiva de las actualizaciones de estado de sus «amigos» y de los mensajes relacionados con eventos sociales o celebraciones que dan lugar a una sensación de exclusión si no se experimentan estos eventos. Este miedo implica una necesidad obsesiva de proporcionar actualizaciones constantes sobre el estado de la propia vida personal, la vida cotidiana, los movimientos, los viajes, los acontecimientos, etc., con una evidente incapacidad de «desenchufarse». Esto, además puede llevar a un menoscabo de la autoestima.

 

Esto ocurre porque debido a la naturaleza de Facebook, Instagram, Twitter, etc., los usuarios de medios sociales a menudo comparan las vidas de sus amigos con las suyas. ¿Por qué las vidas de los demás parace siempre más interesante que la nuestra? En realidad esto es engañoso, ya que en las redes sólo vemos las experiencias alegres o entretenidas en la vida de los amigos, y nosotros las comparamos con nuestras propias experiencias menores y del día a día.

 

Según un estudio publicado en el Personality and Social Psychology Bulletin, Alexander Jordan y sus colegas de la Universidad de Stanford pidieron a 80 estudiantes de primer año que informaran si ellos o sus compañeros habían experimentado recientemente varios eventos emocionales negativos o positivos. Consistentemente, los participantes subestimaron cuántas experiencias negativas («tuvieron una pelea angustiosa», «se sintieron tristes porque extrañaban a la gente», etc.) sus compañeros estaban teniendo mientras sobreestimaban la diversión («salir con amigos», «asistir a fiestas», etc.) que experimentaban estos mismos compañeros.

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Otro estudio similar realizado también en la Universidad de Stanford mostró que subestimar las experiencias negativas de los compañeros se correlacionaba con una mayor soledad y una menor satisfacción general con la vida. Invitar a comparaciones constantes inevitablemente disminuye la autoestima, por lo tanto, Facebook y otros medios sociales parecen explotar este talón de Aquiles de la naturaleza humana.

 

Facebook, Instagram y otras redes sociales producen FOMO

 

Todos sabemos que Facebook no ofrece una imagen muy completa de la vida de las personas. Es más como la versión perfecta de las mismas. Da la impresión de que si se prohibiera de pronto alardear y presumir, algunas personas no publicarían nada.

 

Facebook, la red social líder en número de usuarios a nivel mundial afecta el estado psicológico de los usuarios de múltiples maneras. Facebook sigue el patrón de comunicación  que permite a los usuarios compartir información sobre sus vidas, incluyendo actividades sociales, vídeos fotografías. Esta característica se mejoró en 2012, cuando se implementó Facebook Messenger para permitir a los usuarios una comunicación más individualizada que se fusiona con la función de chat de Facebook. Mientras que los usuarios de Facebook disfrutan de la sensación de estar conectados, el uso frecuente de Facebook está amenazando la salud mental de los usuarios. La comparación, la baja autoestima, la depresión, la soledad y las relaciones negativas son posibles consecuencias perjudiciales asociadas con el uso frecuente de Facebook y otras redes.

 

Una y otra vez la investigación de la felicidad muestra comparaciones con vidas que parecen (y esta es la palabra clave: «parecen») mejores que la tuya. Como Montesquieu dijo una vez:

 

«Si uno sólo quisiera ser feliz, esto podría lograrse fácilmente; pero nosotros deseamos ser más felices que otras personas, y esto siempre es difícil, porque creemos que los otros son más felices de lo que son«

 

Cuanto más consultas Facebook o Instagram, más felices haces a sus creadores, pero… ¿te hace a ti más feliz?  De hecho, la realidad es que muchos de sus millones de usuarios están atrapados por el síndrome FOMO. Este problema impulsa cada vez a más gente a usar Facebook con más frecuencia. De este modo, Facebook podrá mostrarte más anuncios y ganar más dinero.

 

La realidad es que hay pocas cosas en la vida tan importantes que no puedan esperar. Si eres el presidente de una gran empresa a lo mejor tienes una razón para revisar tus mensajes o notificaciones de las redes sociales durante la cena, pero la mayoría de los mortales en realidad no tenemos tanta prisa. Estamos sucumbiendo a nuestro FOMO cuando lo hacemos.

 

 

Cómo superar el síndrome FOMO

 

Veamos unas pocas prácticas que pueden ayudarte a enfrentarte cara a cara con tu FOMO y, en última instancia, a superarlo de una vez por todas.

 

 

Admite que tienes un problema

Llegados a este punto lo mejor es admitir que no podemos estar en todas partes. Es imposible. Repítete esta frase cuantas veces sea necesario. Admitir y aceptar que tienes ansiedad ante lo que los demás publican te comienza a liberar de tu carga. Están reconociendo tu inseguridad, y con ese reconocimiento ahora puedes abordar el problema.

 

Desconéctate todo lo que puedas

No se acaba el mundo por silenciar las notificaciones de las redes sociales o incluso apagar el teléfono móvil de vez en cuando. Cambia de rutinas y comienza leyendo artículos de temas que te interesen en lugar de pasar los primeros minutos de tu día mirando las redes sociales. No es necesario llegar a medidas drásticas como eliminar tus cuentas en los medios sociales, pero puedes limitar tu actividad y el tiempo que pasas en ellas, algo que tu productividad te agradecerá.

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Puede que no sea viable desactivar sus cuentas de medios sociales, pero aprenda a limitar su actividad. Una buena técnica usada en terapia cognitivo-conductual es reservar una cierta hora del día para revisar todas tus cuentas en las redes sociales. Por ejemplo, si tomas el autobús o el metro de casa al trabajo a diario, haz de este tiempo tu único y fijo momento del día al que ceñirte para revisar tus cuentas. Al final de la jornada laborar es también un buen momento.

 

Deja de compararte con los demás

Deja de prestar tanta atención a lo que hacen los demás a tu alrededor. A la mayoría de nosotros parece importarnos mucho el estatus, sin embargo, la comparación social parece ser lo suficientemente destructiva para nuestro sentimiento de bienestar como para que valga la pena recordarnos a nosotros mismos que debemos hacerlo menos y que lo que vemos en las redes sociales a menudo es una ilusión deliberadamente esculpida de la vida perfecta.

 

A veces, se pretende aliviar esta ansiedad producida por el miedo a perderse algo publicando fotos en las redes sociales, de nuevo nuestra versión cuidadosamente editada de la realidad. Piensa que acabas de hacer que muchos de tus amigos se sientan peor. Estás propagando el virus.

 

 

Practica la atención plena

La atención plena o mindfulness es una técnica terapéutica que se hace referencia a una observación o conciencia no crítica que se centra en la experiencia presente. Puedes probar el siguiente ejercicio de inmersión de atención plena: Tome una actividad diaria rutinaria como lavar los platos o planchar y trata de sentir los músculos que usas para lavar, el olor del jabón o el calor del vapor de la plancha. También puedes dedicar media hora diaria a pasear y observar todo lo que hay para ver. No etiquetes y categorices verbalmente todo lo que ves, sino que en lugar de pensar “pájaro” o “árbol”, observa los colores, texturas y formas. Presta atención al movimiento de la hierba u hojas con la brisa, observa las diferentes formas presentes en este pequeño segmento del mundo que puedes ver.

 

La idea principal es que en lugar de hacer varias tareas a la vez o hacerlas rápido para pasar a la siguiente, aprendamos a apreciar el presente y todo lo bueno del aquí y ahora, en lugar de lo que podríamos ser. Esto te ayudará a cambiar el foco de atención a tu propia vida, en lugar de ponerlo en la de los demás.

 

Practica la gratitud

Mira a tu alrededor. ¿Qué cosas buenas hay en vida que das por sentadas y a las que no les prestas demasiada atención? A casa? ¿Familia? ¿Amigos? Tómate un par de segundos para imaginar que te las quitan. ¿Cómo te sentirías? Las cosas malas nos pasan al azar, ¿verdad? Así que hasta cierto punto, tienes suerte de tener lo tienes.

 

Restar mentalmente de tu vida los momentos queridos te hace apreciarlos más, te hace más agradecido y te hace más feliz. De hecho, la gratitud es posiblemente el camino más rápido hacia la felicidad. Las investigaciones demuestran que cuanto más se inclina una persona a la gratitud, menos probable es que esté deprimida, ansiosa, sola, envidiosa o neurótica.

 

Y sentir gratitud no sólo te hace más feliz. Está correlacionado con una vida objetivamente mejor: la gratitud predice de manera única todos los resultados considerados: mayor promedio de calificaciones, satisfacción con la vida, integración social y absorción, así como menor envidia y depresión. Las inevitables comparaciones con las falsas vidas en Facebook te hacen sentir que tienes menos. Contemplar lo que tienes suerte de poseer ya te hace sentir que tienes más.

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Así que tal vez es hora de ver y apreciar las cosas buenas que das por sentadas en la vida en lugar de tu muro de Facebook. Desactiva las notificaciones.

 

 

Ten presente que sólo estás viendo una selección de lo mejor

Has de tener muy presente que lo que estás viendo en tus redes sociales es simplemente una selección de lo mejor de lo mejor de la vida de tus amigos. El equivalente al álbum de fotos de las vacaciones que antes nos enseñaban. Es lógico que si sólo vemos los bueno de la vida de los demás comencemos a dudar de nosotros mismos y de nuestras prioridades. Nos preguntamos por qué nuestras vidas sociales y personales no son tan activas y divertidas como las de los demás, pero ten en cuenta que en las redes sociales no se publican los momentos rutinarios, de trabajo, productivos o tristes.

 

Conclusión

Los medios sociales no son el diablo, pero nuestra tendencia natural es compararnos con los demás y ya sabes a dónde nos lleva eso en un medio en el que todo el mundo está haciendo todo lo que puede para lucir lo mejor posible. El miedo a perderse algo es un sentimiento muy real que está empezando a deteriorar seriamente nuestras relaciones sociales. Las redes sociales nos lo ponen cada vez más difícil, pero la pregunta clave es: ¿aprenderemos a disfrutar de una vez lo que tenemos, en lugar de aferrarnos al temor de que nos estamos perdiendo algo mejor?

 

Una pequeña reflexión sobre el Síndrome FOMO


Fuentes bibliográficas

 

  • Davis, Jenny. «From ‘hyper’ to ‘in’: on visibility». thesocietypages.org. Cyborgology.
  • Buglass, Sarah L.; Binder, Jens F.; Betts, Lucy R.; Underwood, Jean D.M. «Motivators of Online Vulnerability: The Impact of Social Network Site Use and FOMO».
  • Jordan, Alexander H.; Monin, Benoît; Dweck, Carol S.; Lovett, Benjamin J.; John, Oliver P.; Gross, James J. (2010). «Misery Has More Company Than People Think: Underestimating the Prevalence of Others’ Negative Emotions». Personality and Social Psychology Bulletin. 37 (1): 120–135. doi:10.1177/0146167210390822. PMC 4138214.
  • Copeland, Libby. «The Anti-Social Network». Slate.com. Retrieved 8 February 2015.
  • Rosen, Larry Ph.D. «Always On, All the Time: Are We Suffering From FOMO?». Psychology Today. Rewired: The Psychology of Technology. Retrieved 6 February 2015.

 

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Originally posted 2019-11-04 15:52:09.

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Por Juanjo Ramos

Juanjo Ramos es psicólogo y escritor. Ha publicado numerosos libros y audiolibros especializados en psicología y marketing digital. También es el prolífico y reconocido autor de los libros 'Minimalismo: una vida más feliz con menos cosas', 'Superando el apego evitativo', 'Ejercicios de psicología positiva' y 'Mindfulness: aprende a disfrutar del aquí y el ahora', entre muchos otros.