¿Qué es lo primero que te viene a la mente si te digo que no pienses en un perro verde? Exacto: has visualizado rápidamente al extraño animal, y esto ocurre porque te he sugerido una imagen concreta, pero tu inconsciente no ha podido procesar correctamente el «no».
Si alguien -con la mejor intención del mundo- nos dice antes de un evento importante la frase: «No hagas el ridículo», nos está haciendo una sugerencia que tendrá, para nuestro cerebro, exactamente el efecto contrario al deseado. Formular la frase con el resultado que verdaderamente se persigue (por ejemplo: «lo harás muy bien»), sería mucho más útil. Acabas de leer un caso claro de transformación de lenguaje negativo en positivo, y es una técnica propuesta por la programación neurolingüística o PNL.
Este lenguaje negativo no viene siempre de otras personas, sino que la mayoría de las veces proviene de nosotros mismos. Nuestro pensamiento, nuestra voz interior y nuestras auto-instrucciones son formuladas muchas veces en negativo, provocando, sin ser conscientes de ello, el efecto contrario. Sin pensamos «Mañana no puedo dejar hacer la compra», le estamos dando instrucciones a nuestro inconsciente para que, efectivamente, dejemos de hacer la compra. En lugar de esta frase, sería mucho mejor auto-instruirnos con la frase: «Mañana haré la compra». ¿Qué crees que ocurrirá si piensas «Mañana no me quedaré en la cama hasta tarde»? También es frecuente educar a los niños con oraciones negativas. «No hagas esto…no hagas lo otro…» con resultados más que deficientes.
El lenguaje -tanto el externo como el interno- negativo es muy perjudicial en todos los aspectos de nuestra vida, ya que además de enviar el mensaje erróneo a nuestro cerebro, potencia las creencias limitantes que sobre nosotros tenemos e interfiere fatalmente en nuestra capacidad de resiliencia y mecanismos anti-estrés. Por el contrario, las frases formuladas en positivo tienen el poder de deshacer nuestras ataduras, potenciar nuestro bienestar emocional y alcanzar los comportamientos deseados. El lenguaje es capaz de transformar la forma en la que pensamos y puede, literalmente, moldear nuestro cerebro.
Veamos algunos de ejemplos de transformación de pensamiento/lenguaje negativo en positivo:
Lenguaje negativo Lenguaje positivo
«No quiero estar gordo» «Quiero mantenerme en mi peso ideal»
«No quiero fumar» «Quiero dejar de fumar»
«No quiero suspender» «Voy a estudiar y a esforzarme por aprobar»
«No quiero llegar tarde» «Seré puntual»
«No quiero perder el tiempo» «Será más productivo»
«No olvidaré…» «Me acordaré de…»
«No puedo…» «Puedo…»
En lugar de comunicar a tu cerebro lo que no quieres, formular siempre lo que quieres en positivo es un saludable hábito mental.
Un pequeño ejercicio
Te propongo que en los próximos días, no solo te formules a ti mismo lo que quieres en positivo, sino que le pidas a tu entorno más cercano (amigos, familiares, compañeros de trabajo), que hagan lo mismo y se dirijan a ti con frases en positivo. Al realizar el ejercicio os sorprenderá a todos comprobar cuan arraigado el lenguaje negativo está en nuestra sociedad y las pocas ocasiones en que la gente formula las frases en positivo.
Originally posted 2018-07-19 08:02:25.